Cuando amas lo que eres, no hay cosa inconquistable
ni inalcanzable. Cuando realmente te amas a ti
mismo, vives solamente en la luz de tu propia risa y
viajas solamente por el camino de la alegría. Cuando
estás enamorado de ti mismo, entonces, esa luz, esa
fuerza unificada, esa felicidad, esa alegría, ese
jubiloso estado de ser, se extiende a toda la
humanidad. Cuando el amor abunda dentro de tu
maravilloso ser, el mundo, con todos sus desagrados,
se convierte en algo hermoso, y la vida se llena de
sentido y de alegría.
No hay amor más sublime en la vida que el amor del
Yo. No existe amor más grande, pues a partir del
abrazo del Yo existe la libertad. Y es en esa libertad
donde nace la alegría. Y gracias a ese nacimiento,
Dios es visto, conocido y abrazado. El amor más
profundo, más grande y más significativo es el amor
del Yo puro e inocente, la magnífica criatura que se
sienta entre las paredes de la carne y que se mueve y
contempla, crea, permite y es. Y cuando tú ames lo
que eres, sin importar cómo seas, entonces
conocerás esta magnífica esencia que yo amo, que se
halla detrás de todos los rostros y dentro de todas las
cosas. Entonces amarás como Dios ama. Así es fácil
amar y perdonar. Así es fácil ver a Dios en
toda la vida........MRF
ni inalcanzable. Cuando realmente te amas a ti
mismo, vives solamente en la luz de tu propia risa y
viajas solamente por el camino de la alegría. Cuando
estás enamorado de ti mismo, entonces, esa luz, esa
fuerza unificada, esa felicidad, esa alegría, ese
jubiloso estado de ser, se extiende a toda la
humanidad. Cuando el amor abunda dentro de tu
maravilloso ser, el mundo, con todos sus desagrados,
se convierte en algo hermoso, y la vida se llena de
sentido y de alegría.
No hay amor más sublime en la vida que el amor del
Yo. No existe amor más grande, pues a partir del
abrazo del Yo existe la libertad. Y es en esa libertad
donde nace la alegría. Y gracias a ese nacimiento,
Dios es visto, conocido y abrazado. El amor más
profundo, más grande y más significativo es el amor
del Yo puro e inocente, la magnífica criatura que se
sienta entre las paredes de la carne y que se mueve y
contempla, crea, permite y es. Y cuando tú ames lo
que eres, sin importar cómo seas, entonces
conocerás esta magnífica esencia que yo amo, que se
halla detrás de todos los rostros y dentro de todas las
cosas. Entonces amarás como Dios ama. Así es fácil
amar y perdonar. Así es fácil ver a Dios en
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